La semilla oscura. Capítulo 5: No te detengas.

-La semilla oscura-

"No te detengas"



Nota del autor:
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Capítulo 5: No te detengas.

Enfocó con su cámara del móvil hacia las cuatro tumbas y oprimió el botón táctil un par de veces. Otra vez por si acaso. Mike era de aquellas personas que sacaban varias fotos de una misma cosa, por si acaso, por si no había salido bien a la primera, por si se borraba por… por cualquier otra razón inútil que se le ocurriera en ese momento. Guardó su móvil con el nuevo material registrado y se dispuso a abandonar el cementerio y continuar su camino de vuelta a la que ahora era su casa, la mansión.

Durante el breve camino que quedaba de vuelta, no dejaba de pensar en las conversaciones que había mantenido en el pueblo. Aquellos nuevos datos obtenidos lucían como grandes titulares en su cabeza. No sabía muy bien como encajar eso todavía. Aquel espectáculo de luces y sonidos que tanto el dueño del estanco como la cordial Mary, le habían relatado, lo descolocaba. Aquella noche, al parecer, pasaron cosas que él no percibió, cosas que pasaron al mismo tiempo que desaparecía de las percepciones. ¿Una tormenta? Era la deducción lógica, pero no recordaba nada de eso, como tampoco recordaba haber desaparecido. Aquello sí iba a tardar más en digerirlo sus neuronas. 

--¡Ah! Mike, demasiadas distracciones que alejan mi cometido. A ver si llego pronto a casa y dejo de llenar mi cabeza con estos sinsentidos. Aunque, bien pensado, podría dar la vuelta a todo esto y usarlo como material para mi novela. Ya se me ocurrirá algo. No es mala experiencia si puedo sacarle provecho. Mis dedos ya están ansiosos por llegar y acariciar el teclado.-- Los pensamientos que pronunciaba en voz alta, lo motivaron como hacía muchos años no lo hacían. Esa era la idea que tenía desde el principio, al fin y al cabo, aunque uno no elige los acontecimientos que sugestionarán a futuro, ni puede predecir qué resoluciones se producirán de ellos. Caminos del azar que desembocarán, una vez abordadas y superadas las travesías del caos, en finales impredecibles.

Llegó a la mansión y se dirigió a la cocina para dejar su carga y cargar su abundante despensa. Perfectamente, podría pasar casi un mes, sin moverse del lugar y no tendría que volver a salir para abastecerse. Nevera y despensa lista para dejarlo trabajar, que era la tarea que iba a hacer inmediatamente antes de prepararse algo para comer. Siguiendo con el ciclo italiano, metió la lasaña boloñesa en el microondas. Mientras escuchaba el característico zumbido, abrió una lata de cerveza para amenizar la espera, observando el baile de su comida girando en el plato del horno. Quedaban unos cinco minutos antes de que la campana, anunciase que estaba lista para comer. 

Al terminar su solitaria velada, cargó un vaso de whisky con hielo y refresco de cola y subió a la buhardilla para retomar su trabajo. Tenía algunos apuntes sobre determinados escenarios y había ensayado algún título y perfilado brevemente algún rasgo de los principales protagonistas. Pensó, que no se dio tan mal la última jornada. Hoy, con todos esos hechos y todas esas ideas alborotadas en su cabeza, perfumadas con el alcohol ingerido, tocaría abordar, con breves notas, los posibles argumentos. A ver qué salía de todo aquel batiburrillo. 

Estuvo trabajando alrededor de la hora y media en el borrador del primer capítulo. Extendió sus brazos en alto en un intento por desentumecer las articulaciones. Pensó que se merecía un descanso y una copa, para desperezar las ideas. Cerró la pantalla de su portátil después de guardar archivo de su escrito. Abordó las escaleras en dirección a la cocina. Tenía la sensación, al bajar cada peldaño, que se le hacía eterna la tarea. Como si pesara cada paso que daba. Un trayecto de apenas segundos se le antojó aletargado. Como en esos sueños, cuando vas por un pasillo y según avanzas, la puerta se aleja cada vez más…

Lo achacó al cansancio y a su whisky. Por lo que, sin dudar, se prepararía otro más al llegar a la cocina, --si es que alguna vez llego, -- bromeó.

Llegó a la cocina y sacó del congelador la bolsa de hielo. Echó un par de ellos en el vaso y lo llenó de aquel sabroso brebaje escocés hasta la mitad. La otra mitad estaba reservada para el refresco de cola. Cuando las burbujas estaban a punto de rebasar su límite, detuvo el vertido. Abrió de nuevo la nevera para guardar cada cosa en su sitio.

En un mismo movimiento, llevó el vaso a sus labios mientras cerraba la puerta de la nevera e iniciaba el giro para darle su espalda. Al girar se quedó helado cuando lo vio sobre la mesa de la cocina. Tanto, que sus manos no pudieron sostener la bebida que acababa de prepararse y fue a estrellarse contra el suelo saltando en mil pedazos. Se quedó inmóvil durante unos segundos. Su portátil estaba encima de la mesa. Encendido, abierto y con un mensaje en la pantalla que decía:

“NO TE DETENGAS”

El sueño del túnel con la puerta que se aleja apareció de nuevo en su percepción, solo que esta vez, lo que se alejaba era el portátil junto con la mesa cuando Mike trataba de alcanzarlo.

Cuando estaba a punto de rozarlo con la punta de sus dedos, la escena volvió a la normalidad. El túnel desapareció. Así como su portátil. Nada había en la mesa. Mike terminó su movimiento de intento de captura en el aire. Exhalando un entonado desaliento. Se quedó observando la mesa vacía al tiempo que respiraba rápido y fuerte. Miraba de un lado a otro, intentando encajar aquello, esperando que su cabeza empezara a dar respuestas para calmarlo. Miró atrás, donde había caído su vaso y nada quedaba tampoco. Ni rastro de aquel crimen. Suelo inmaculado. 
Corrió hacia la buhardilla, esta vez sin túneles que lo interrumpieran en su ascenso por la escalera, y al entrar en la estancia volvió a paralizarse durante unos segundos. Allí estaba. Tal y como lo había dejado. Su portátil cerrado. Encima del escritorio. A su lado, un vaso. rebosante de whisky con hielo y refresco de cola.

--Pero qué cojones…—Llegó hasta a su portátil y lo abrió. Esperó a que cargara la pantalla. Quiso cerciorarse y enfrentarse al mensaje que vio hace unos minutos en la cocina, de alguna manera quería poner orden en aquel episodio. El ordenador solo arrojó el final del capítulo que acababa de escribir. Nada de mensajes extraños. Miró el vaso de whisky y lo llevó a su boca. Lo terminó de un trago. Mike siempre pensó que el humor en momentos difíciles, en realidad en cualquier momento, era un rasgo claro de gente inteligente. De modo que lo intentó cuando dijo mirando el contenido vacío de su vaso: 
--al menos, parece ser que tengo un fantasma camarero--

Se sentó y continuó escribiendo. Esta vez optó por la nicotina como acompañante. No estaba del todo muy calmado y las dudas por lo que acababa de suceder, tardaron en diluirse con la rutina de su trabajo. Afortunadamente, Mike era una persona que no se dejaba controlar en exceso por los acontecimientos que le ocurrían. Tenía el convencimiento que el presente era casi una ilusión, una especie de línea temporal que arde, que va continuamente consumiéndose, que desaparece mientras avanzamos por ella. El pasado no existe más allá de su recuerdo y el futuro, está en continua creación.

De modo que lo que acababa de pasar, solo existía ya como recuerdo en su cabeza y, en adelante, le serviría para crear su posible futuro plasmándolo en su novela. Aunque como persona creativa, nunca olvidaría aquello y lo tendría presente en su archivo de sucesos y anécdotas. Jamás dejaría que lo consumiera. Que lo detuviera, que lo llenara de miedos que lo inmovilizaran o condicionaran.   

Estuvo trabajando hasta que el estómago comenzó a quejarse solicitando alimento. Era la hora de cenar y la jornada se había dado bien, al menos en lo que a asuntos laborales se refiere. Tenía listo casi el borrador de tres capítulos. Dio al botón de guardado y cerró el portátil. Se dirigía a la cocina, no sin presentarse el recuerdo de los sucesos del mediodía. Esta vez, por fortuna, no ocurrió ningún suceso paranormal. Todo ocurrió de forma normal.

Como normal fue su cena. Una ducha normal y encaminó sus pies a la habitación para concluir el día. Ya en la cama, hojeó alguna revista de cine, deteniéndose en algún que otro artículo que llamara su atención. Concluida la lectura cogió su móvil. Unos cuantos mensajes a Charles, comentándole cómo había ido el día. Eso sí, solo lo concerniente al tema laboral. No quería contarle nada del suceso. Conociéndolo, se presentaría de inmediato en casa. No lo quería allí en ese momento. Entre lo ocurrido ese maldito lunes y esto, sería muy capaz de instalarse de forma perenne en la mansión y eso no podía ser, sería un atentado a sus intenciones creativas. No. Ya se lo contaría en otra ocasión. Quizás cuando llevara mucho más avanzada la novela.

Cerró el gestor de mensajes y abrió la galería de fotos del móvil. Se detuvo en las fotos de las cuatro tumbas. Alejaba y ampliaba la imagen para obtener detalle de cada una de ellas. Como el trabajo iba bien, decidió tomarse la mañana libre. Iría a la hemeroteca de la ciudad a ver si podía encontrar información acerca de los sucesos relacionados con los cuatro años que marcaban las cuatro tumbas.

Escribió de nuevo a Charles, para contarle sus planes, para avisarle de que no iba a estar por la mañana en la mansión. De seguro, Charles iba a venir a ver si todo estaba bien y no quería que pensara que había vuelto a desaparecer, alimentando aún más su paranoia.

Apagó la luz de la lámpara de su mesilla. Su cara solo la iluminaba la pantalla de su móvil. Quería echar un último vistazo a las fotos de las tumbas. Su manía de sacar varias instantáneas había hecho que tuviera tres ejemplares para su investigación de mañana. Y bien que hizo porque la primera de las fotos salió algo borrosa. La segunda, algo mejor de resolución. Pero con la tercera comprendió de inmediato que no iba a dormir en absoluto aquella noche. No podía creerlo. Su mano temblaba cuando intentaba ampliar la foto. Era de su cocina. Apuntaba a su portátil que estaba encima de la mesa. En su pantalla, con grandes letras, se leía:

“NO TE DETENGAS”







Comentarios

  1. Es una historia que encierra una intriga progresiva, muy bien descritos los momentos de sorpresa y los intentos de redireccionar su realidad por parte del protagonista.
    Te felicito por el resultado.
    Y te invito a visitar mi blog https://marcosplanet.blog y dejar alguna impresión sobre cualquier post.
    Saludos

    Marcos

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    1. Buenas Marcos. Gracias por tu visita, lectura y comentario. Me es de gran ayuda y motivación. Celebro que te haya gustado el capítulo. Estaré encantado de visitar tu blog. Un cordial saludo.

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  2. Ya cuando se detuvo en las fotos de las cuatro tumbas se me puso el vello de punta, pero cuando he llegado al final imagino el pavor del protagonista. Un relato muy bien gestionado hasta el sorprendente final, merece una continuación. Un abrazo

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    1. Muy buenas Nuria. Muchas gracias por tu lectura y comentario. Me alegro que te haya intrigado y gustado el capítulo. Si, jeje merece continuar y lo hará. Por adelantar algo, ya tengo toda la trama planificada. Tengo la historia completa. ahora solo falta llenarlo de texto. Creo que va a quedar una historia bastante chula. Un saludo Nuria. Nos leemos.

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