-La llamada-
Microrrelatos. Volumen II
Era un viejo pescador con un balandro aún más viejo que él. Durante años, había surcado los mares, enfrentando tormentas y disfrutando de las tranquilas aguas bajo el sol. Pero desde hacía unas cuantas lunas, no salía solo para faenar y dar cumplido su jornal. Había algo que lo llamaba desde lo más profundo de alta mar, un susurro incesante que solo él podía escuchar.
Cada madrugada, se levantaba antes del alba, con el corazón lleno de una mezcla de anticipación y devoción. Sus vecinos lo veían partir, inclinando la cabeza en señal de respeto y preocupación. Sabían que el mar podía ser un amigo traicionero, pero el viejo pescador no parecía temerle. Era como si algo más fuerte que la razón lo empujara a volver a aquellas aguas una y otra vez.
Una madrugada, el viejo pescador se embarcó en su balandro, dispuesto a seguir esa llamada misteriosa. El cielo estaba salpicado de estrellas, y el mar parecía un manto oscuro y vasto que se extendía hasta el horizonte. Navegó durante horas, dejando atrás la seguridad del puerto y adentrándose en lo desconocido.
A medida que avanzaba, sentía que la llamada se hacía más fuerte. Era un sonido suave y melodioso, como el canto de una sirena, que parecía provenir de las profundidades. El viejo pescador cerró los ojos por un instante, dejando que ese canto lo envolviera. Recordó su juventud, cuando el mar era su compañero de aventuras y sus días estaban llenos de promesas y sueños.
El viento comenzó a soplar con más fuerza, y el balandro se balanceaba al ritmo de las olas. Sin embargo, el viejo pescador no sentía miedo. Había una paz en su corazón, una certeza de que estaba exactamente donde debía estar. Continuó navegando, siguiendo la llamada hasta el punto donde el cielo se fundía con el mar.
Y entonces, en un parpadeo, desapareció. Su balandro siguió flotando, vacío y silencioso, como un testigo mudo de la desaparición del viejo pescador. El barco, guiado por las corrientes, regresó al puerto al amanecer. Los vecinos lo encontraron solo, sin el hombre que lo había tripulado durante tanto tiempo. Se miraron unos a otros, sin palabras para expresar la tristeza y el misterio de lo ocurrido.
Con el tiempo, la historia del viejo pescador se convirtió en una leyenda entre los marineros. Algunos decían que había encontrado un tesoro escondido en las profundidades, mientras que otros creían que había sido llevado por las sirenas a un reino submarino. El susurro del mar siguió seduciendo a algunos elegidos del pueblo. Eran pocos los que sabían apreciar la sutil llamada. No eran cuentos de tesoros escondidos o cantos de sirenas. Era algo más profundo, eterno, oscuro y tenebroso. Un dios latente en el fondo del océano, llegado de la lejanía del cosmos. Espera emerger para mostrarnos su total y absoluto poder destructor. El viejo lo sabía. El viejo acudió a su llamada.
¡Buenas, James! La llamada es un relato fascinante que envuelve al lector en un misterio marino con una tensión creciente y un final inquietante. La forma en que describes el océano y la obsesión del pescador logra crear una atmósfera envolvente y sensorialmente rica. Me gustó especialmente cómo la historia da un giro hacia lo cósmico y lo oscuro, elevando el relato a una dimensión de horror mitológico.
ResponderEliminarComo posible sugerencia, quizá podrías profundizar un poco más en la psicología del pescador antes de que parta en su último viaje, para que su desaparición tenga aún más peso emocional. También, el desenlace podría beneficiarse de un enfoque más implícito, dejando que el lector saque sus propias conclusiones sobre la verdadera naturaleza de la llamada.
En general, un excelente microrrelato que mantiene el suspense y deja una huella en la mente del lector. ¡Un abrazo, compañero!
Buenas Tarkion. Anotadas las sugerencias para aplicar en el trabajo. Gracias siempre por tus visitas y por tus impresiones.
EliminarPareciera que la llamada del mar está resonando en mi mente. Donde acabaría el viejo pescador? quizá no un tesoro igual la llamada lo arrastró a una corriente misteriosa que lo llevó a una isla desconocida, donde los secretos del océano y sus leyendas cobran vida. Tal vez allí, el mar le ofreció algo mas valioso que un tesoro: el conocimiento del mundo oculto bajo las aguas. Quizá su desaparición no sea el final de la historia sino el comienzo de una nueva aventura que solo el sabe como vivir..
ResponderEliminarA que me tiro al agua? jajaja
Gracias por seguirme. Me gusta tu blog. Te sigo yo también. te iré leyendo...saludos!!
Buenas Finil. Muchas gracias por tu lectura y comentario que está genial y me ha abierto posibilidades y variantes interesantes al relato!
EliminarGracias igualmente por seguirme y por visitar este humilde blog.
Nos leemos.
Un cordial saludo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste relato es una joya que combina belleza poética, misterio y un trasfondo cósmico que eleva la narrativa a un nivel profundamente evocador. Desde el principio, logras pintar un retrato vívido del viejo pescador y su relación con el mar, utilizando imágenes que transmiten tanto su experiencia como su conexión casi espiritual con ese vasto y cambiante elemento. El balandro, descrito como aún más viejo que él, no solo es un detalle encantador, sino que también simboliza la duradera alianza entre el hombre y su oficio.
ResponderEliminarLa introducción de esa "llamada misteriosa" desde lo profundo del mar es un acierto que establece el tono sobrenatural del relato. La manera en que describes su efecto sobre el pescador —una mezcla de anticipación y devoción— añade una capa de intriga y lo humaniza, mostrando que, a pesar de su edad y experiencia, aún hay algo que lo mueve más allá de la rutina. La reacción de los vecinos, con su respeto y preocupación, refuerza la idea de que el protagonista está entrando en un terreno que escapa al entendimiento común.
La escena central, donde el pescador navega hacia lo desconocido guiado por el canto melodioso, es bellísima. El contraste entre el cielo estrellado, el mar oscuro y el balanceo del balandro crea una atmósfera hipnótica que envuelve al lector. Me encanta cómo usas el recuerdo de su juventud para conectar su pasado con el presente, sugiriendo que esta llamada podría ser el culmen de toda una vida ligada al mar. La ausencia de miedo en él, reemplazada por una paz serena, es un detalle poderoso que prepara el terreno para su desaparición.
El giro final, con la revelación de que la llamada no proviene de sirenas o tesoros, sino de un "dios latente en el fondo del océano" de origen cósmico, es simplemente espectacular. Transforma el relato de una historia melancólica y misteriosa en algo mucho más grande y aterrador, evocando ecos de literatura lovecraftiana. La idea de que este ente oscuro y eterno espera emerger para desatar su poder destructor añade un peso ominoso que contrasta maravillosamente con la calma inicial del pescador. El hecho de que él "supiera" y acudiera voluntariamente a esa llamada sugiere una entrega casi sacrificial, lo que lo convierte en una figura trágica y enigmática.
El cierre, con el balandro regresando vacío y la leyenda que surge entre los marineros, es perfecto para mantener el misterio vivo. La mención de que otros "elegidos" también escuchan el susurro asegura que la historia trascienda al pescador y se convierta en algo atemporal. Quizás, como única sugerencia, podrías añadir un detalle sensorial en la descripción del dios (un eco grave, un temblor en el agua) para hacerlo aún más tangible sin perder su aura inalcanzable.
En resumen, este texto es una mezcla exquisita de lo humano y lo cósmico, con una prosa rica y un final que deja una impresión duradera. Es poético, inquietante y profundamente sugestivo. ¿Planeas dejarlo como un relato independiente o explorarlo más, tal vez con otros personajes que escuchen la llamada? Sea cual sea tu intención, es una pieza memorable que captura la imaginación. ¡Felicidades por crearlo!
Genial comentario y análisis. Siempre es bien leerlo y aprender y sorprenderte. Un saludo Marcos. gracias siempre por tu visita, lectura y geniales comentarios. Un saludo!
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